Por enésima vez estamos viendo
que cualquier intento del MML en reordenar al transporte público desreglamentado (TPD) consiste en botarlos de
ciertas avenidas, prohibir el tránsito de las kombis o renovarles la flota
(negociado).
No creemos que el paro del TP, realizado el 13/7/11, haya
sido parcial pero eso es lo de menos. El problema serio está en creer que el
problema del TPD es cuestión de buses. Nos atrevemos a decir que en la
modalidad de servicio desreglamentado impuesto por el primer gobierno del
presidente Alberto Fujimori y que hasta ahora persiste, después de 20 años, a
pesar del caos vehicular que ocasiona, los tamaños de buses más eficientes son
las van tipo Kombi y los microbuses tipo “Coaster”. Estamos de acuerdo en que
las Kombi son muy chicas para operar en el centro de la capital pero en las
inmediaciones de sus puntos de partida son bastante eficientes, en especial en
horas de trabajo donde la mayoría de usuarios ya están en sus lugares de destino.
El creer que cambiando varios buses
pequeños por uno grande va a solucionar la congestión es un grave error. El
cambio solamente será posible con buses de una misma línea y obligaría a
disminuir la cantidad de ellos y por tanto, a disminuir la frecuencia de buses
a límites inaceptables.
No es conveniente calcular la
frecuencia de buses en base al tamaño del vehículo sino exactamente todo lo
contrario y esa es la razón para fabricar buses de varios tamaños.
El problema real no es el
exceso de buses sino el exceso de líneas. Claro está, un exceso de líneas puede
dar lugar a un exceso de buses pero realmente no es lo mismo y finalmente si se
mantiene el número de líneas y el servicio decae, se volverán a poner más buses
pero esta vez más grandes y ocupando más espacio.
Ahora bien, el exceso de
líneas se debe al capricho de no conformar una red de transporte público
debidamente jerarquizada, donde los servicios se identifican por atender una
zona o por la interconexión de zonas, tan igual como se hace en otros servicios
de comunicaciones como el telefónico.
En 1991, durante el gobierno
de Alberto Fujimori, la idea descriteriada fue la de unir todos los distritos
por lo menos con una línea de buses y pasando por el centro de la capital. Esta es la alternativa que requiere una cantidad inmensa de unidades y ese fue el objetivo de ese gobierno: el de traer el máximo número de vehículos de segunda mano para venderlos a los que despidieron de la administración del Estado.
Si en esa oportunidad, el criterio noble
hubiese sido el de ofrecer un servicio con un mínimo de transbordos y un mínimo de buses (como hay en muchas ciudades del mundo), se hubiese tenido que construir una gran estación terminal de buses en las cercanías del centro de la capital y unir ésta con cada distrito
mediante una línea troncal (decisión actualmente
extemporánea pero mejor que lo que tenemos ahora). Hoy en día tendríamos una
cincuentena de líneas viniendo al centro de la capital en lugar de las 500 que hubieron
en alguna oportunidad. Desde esa
época ya se hubiese caracterizado nuestro TP con buses muy grandes troncales
provenientes de los distritos periféricos y buses medianos y pequeños dando
servicio distritales.
Por eso le decimos a la señora
alcaldesa de Lima que se asesore bien para resolver los problemas ocasionados
por el TPD y que no se deje convencer por la mafia que quiere hacer un enésimo
negociado de buses.
Carlos Reyna Arimborgo
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