EL TRANSPORTE PUBLICO Y LA LINEA A CIENEGUILLA
(Escrito en Marzo de 1996)
Cosa increíble pero cierta. En la ciudad de Lima hay avenidas por donde circulan más de cuarenta líneas diferentes de transporte público, y eso, sin contar a las “líneas de combis” piratas que transitan a vista y paciencia de las autoridades, sin ofrecer la menor seguridad y confort al pasajero y por supuesto, sin dar boleto.
Volviendo al tema de la cantidad abismal de líneas que circulan por las avenidas principales y en especial al caso de las avenidas La Marina y Javier Prado, motivo de estos comentarios. Aquí es increíble observar el desorden y descontrol que existe en el transporte público. Los vehículos vienen tan llenos de carteles en el parabrisas que uno se pregunta como puede manejar el conductor. Y sin embargo, esto no es suficiente porque vemos al ayudante o cobrador ¿caso único en el Perú?, que se la pasa durante todo el viaje pregonando el recorrido de su ruta.
El transporte público, en estas avenidas, se ha convertido en un verdadero mercado ambulante que ha dado lugar a nuevos puestos de trabajo puesto que no sólo los cobradores gritan su ruta, sino también algunos que los ayudan en los “paraderos” importantes. Y si suben pasajeros, le cae su propina.
De vez en cuando se puede también observar la labor totalmente ineficaz de cuatro o cinco policías que se ubican en estos paraderos tratando de “organizar” la parada de los buses, sin lograr su cometido, por supuesto, tal como es el caso de aquel ubicado en Javier Prado, a la altura de la vía expresa. Ahí tratan de obligar a los buses a parar al final del espacio de parada pero éstos paran al principio porque ahí esta el público esperando. Los policías tocan su pito y gritan sin ningún resultado y de vez en cuando “para hacerse respetar” paran a un microbús, gritan al chofer, piden documentos y finalmente, viene el arreglo. Estos benditos policías no se quieren dar cuenta que el problema no es de los buses sino de los pasajeros. Si se pusiesen unos cuatro carteles de parada con diez números de Líneas en cada uno, tendríamos a las cuarenta líneas organizadas al menos en ese paradero. El público simplemente verá en cual de los carteles está su línea y ahí esperará. Pero parece que eso es demasiado difícil de imaginar.
Pasemos ahora al tema de interés para nosotros, los cieneguillanos. En horas de menor demanda de transporte público, en la avenida Javier Prado, por ejemplo y en el sentido de la ruta que va hacia La Molina, vemos un sinnúmero de vehículos casi vacíos con sus cobradores gritando a todo pulmón como ya lo indicamos anteriormente y nos preguntamos que clase de utilidad tendrán esas empresas trabajando el 80% del tiempo así.
Pero realmente nos equivocamos porque no todas las líneas son así. Entre esas cuarenta líneas hay una privilegiada, sólo una, ¡AUNQUE UD. NO LO CREA! y uno se pregunta ¿Quienes serán los dueños? ¿Que fuerza tienen en el Municipio para lograr sus propósitos? El caso es que ésta es la única línea que siempre pasa llena desde el cruce con la avenida Arequipa en adelante. Desde ahí ya uno tiene que viajar la bicoca de 20 Km paradito y “apretadito” porque el “micro” de 20 pasajeros también puede llevar 30 más de pie. Más del doble de ocupación que lo normal. Nos estamos refiriendo a la única Línea que va de Lima a Cieneguilla.
Esta línea tiene una frecuencia de un vehículo cada ocho minutos y la cantidad de unidades, que no nos hemos tomado el trabajo de contarlas, ni viene al caso, no es capaz de dar un buen servicio de transporte a los cieneguillanos que nos vemos vejados y degradados de tomar estos vehículos totalmente repletos en ambos sentidos de su recorrido y en casi todo momento del día hasta por lo menos las 9 de la noche.
La primera pregunta que salta a la vista es: ¿Porque una línea de micro como la de Cieneguilla, que indudablemente debe ser de tipo rural, tiene que ir hasta la altura de la Feria del Pacífico en la avenida de La Marina? ¿A cuantos cieneguillanos está favoreciendo con llegar a ese sitio? ¿Hay alguna razón para que una línea rural cruce la columna vertebral de una ciudad principal? ¿Acaso no es mejor que llegue únicamente a la periferia de la ciudad? Las malas lenguas nos informan que ahora están tratando de llegar hasta el Callao. ¿Lo lograrán?
Un vistazo de los supervisores del Municipio de Lima bastará para comprobar el pésimo servicio que esta línea ofrece. ¿La solución inmediata? Muy simple. Reduzcamos el recorrido a la mitad y tendremos una frecuencia de un vehículo cada cuatro minutos. Considerando que actualmente viajan repletos y el público usuario se resigna a verlos pasar así hasta que haya un cupo, podremos estimar que hay capacidad para 60 pasajeros en las horas pico. Al reducir el recorrido a la mitad, estos vehículos probablemente tendrán una demanda de 30 pasajeros; 20 sentados y 10 parados, que lo consideramos razonable y comparable con el resto de líneas que circulan en la ciudad de Lima.
Sin embargo, y como experiencia de haber vivido en países desarrollados, creo que lo ideal para esta línea es morir en el cruce de las avenidas Javier Prado Este y La Molina o el óvalo de la Universidad de Lima, con lo cual se dan iguales oportunidades a todos los cieneguillanos que regresan a casa, de poder llegar al paradero inicial de ésta línea (en uno de los dos sitios mencionados) y viajar sentados a lo largo de los 20 o más kilómetros que les esperan. Como el recorrido de la línea ha sido disminuido significativamente, también debe hacerse lo mismo con el pasaje, que no debería costar más de S/. 0.70.
Para el caso inverso de los pasajeros que salen de Cieneguilla temprano en la mañana a sus centros de trabajo en Lima, pagando S/. 0.70 tendrán la oportunidad de bajarse en cualquier sitio a partir de Musa y hasta el nuevo paradero final de esta línea y con S/. 1.00 más viajar comodamente a sus destinos haciendo uso de una línea interurbana. ¿El precio para viajar más cómodo y como gente? Solamente veinte centavos más. ¡BIEN VALE LA PENA!
Marzo 1996
(en Mayo de 1998)
Es interesante observar lo que ha acontecido desde aquella fecha hasta ahora. Como es lógico suponer y como siempre ocurre en la república peruana, las cosas suceden al revés de lo que se debe. Veamos:
En primer lugar “EL MOLINERO EXPRESS” que así se llama el comité que agrupa a estos benditos parece que ha logrado llegar hasta el Callao. Esto lo asumo por que jamás he ido al Callao por esa línea pero me lo imagino por que ahora estos vehículos pasan cada 14 minutos. Antes era cada ocho.
También debo confesar que al escribir la nota anterior se me escapó algo muy importante que da mayor peso a las sospechas de que detrás de esta línea hay gente que indudablemente tiene influencia en la gente del Municipio “Provincial” de Lima.
No es difícil darse cuenta que en todo Lima y Callao hay una competencia increíble de buses y micros no sólo entre los buses de diferentes líneas sino también entre buses o micros de una misma línea. Todo eso producto del anacrónico sistema que los agrupa, los llamados comités, que, por supuesto, no son empresas por que las empresas son los microbuses. Cada vehículo es una empresa y sus ingresos dependen íntegramente de ellos. De ahí que veamos como alteran el tiempo de recorrido para pasar al que va adelante o atrasarse para quitarle pasajeros al que viene atrás. La deslealtad y la desunión a la orden del día, producto de esa ilógica forma de “empresa” creada por el gobierno.
Pero nuevamente volvemos a equivocarnos. Al igual que la vez anterior, hay una empresa que al menos no es así en todo su recorrido. Nuevamente sale al ruedo la línea a Cieneguilla. Mientras esa línea se inmiscuye en las zonas urbanas de Lima sin razón de ser ya que hay cientos de líneas haciendo lo mismo, en lo que se refiere a pasajeros realmente yendo de Lima a Cieneguilla, por el contrario, ellos tienen un monopolio. Son los únicos que pueden llevar a Cieneguilla y si otro se atreve a llevar gente, es considerado pirata y los acusan a la policía quienes inmediatamente actúan para multarlos. Ellos tienen todo el derecho de viajar con sus micros tipo Coaster totalmente repletos de pasajeros, cincuenta sin exagerar. Ni uno más por que entonces tendrían que salir o el chofer o el ayudante, es decir llenos como una lata de sardinas.
¿Como se producen los buses piratas? Muy fácil. Algunos de los cientos de microbuses que van al poblado de Musa y cuyas rutas coinciden a lo largo de todo el recorrido con la bendita línea en mención, excepto en el tramo de Musa a Cieneguilla, observan como los microbuses que van a Cieneguilla pasan repletos la mayoría del tiempo mientras ellos sólo llevan unos cinco pasajeros, con suerte. También observan la gran cantidad de gente que hay en los paraderos esperando subir a un microbús que los lleve a Cieneguilla pero estos pasan casi todo el tiempo repletos, no por que Cieneguilla esté superpoblado sino por que estos vehículos pasan cada 15 minutos o más y tienen monopolio de su ruta. En otras palabras, los micros a Cieneguilla pueden llevar pasajeros a Musa pero no al revés.
Cuando un microbús que va a Musa no tiene pasajeros, se ve tentado de hacerse un viajecito hasta Cieneguilla, para lo cual se las tiene que ingeniar y pregonar su intención sin gritar por que entonces lo podría delatar alguno de esos fulanos que han reemplazado a los relojes de control y los acusan al siguiente micro a Cieneguilla que pase. Luego este pega la carrera hasta alcanzarlo y lo comienza a hostilizar y hasta agredir y muchas veces acuden a la ayuda de la policía para evitar tal “atropello”. Lo que la policía no se da cuenta es que cada vez que se aparecen estos micros “piratas”, los cieneguillanos tenemos la chance de viajar como gente.
En un sistema de transporte público jerarquizado es lógico suponer que una línea interurbana no puede dar un buen servicio urbano, Una línea rural como la de Cieneguilla mucho menos. De ahí que aflore la necesidad de un servicio urbano en Cieneguilla. Por ello, se han formado grupos que tratan de resolver la falta de servicio urbano con triciclos motorizados y automóviles pero en forma desorganizada y compitiendo en alguna forma con la bendita línea motivo de estas notas. Ellos inician su recorrido desde Magda Portal, el primer poblado que aparece a la Entrada de la parte baja de Cieneguilla y cubren toda la ruta a lo largo de la avenida principal hasta los poblados de la tercera etapa.
Sería importante que se limitase la entrada de esta línea rural hasta la plaza de Tambo Viejo pasando primeramente por el Ovalo y que los que hacen el “servicio urbano” no lo hagan desde Magda Portal sino de la Plaza Tambo Viejo o el óvalo. Así, se invitaría al alcalde de Cieneguilla a pensar en establecer un pequeño servicio urbano en el distrito, que conecte con el óvalo y la plaza de Tambo Viejo donde estará el paradero inicial de la línea rural a Lima. No al Callao por que no lo necesitamos. Hay cientos de buses que llevan al Callao desde Lima
La línea a rural a Cieneguilla debería tener su paradero inicial en el cruce de las avenidas Javier Prado Este con La Molina, por que así cualquier ciudadano de la Gran Lima tendría opción de llegar fácilmente a su paradero inicial y viajar comodamente previa cola que tendrá que hacer resperando a los que vienieron antes que él. Pero, actuando al revés de lo que el Municipio Provincial de Lima ha venido haciendo; es decir, desenvolviendo la madeja que han venido armando, se podría poner, a manera de prueba un paradero inicial en algún sitio cerca de la avenida Javier Prado entre la avenida Arequipa y La Molina, preferiblemente en alguna plaza o lugar de espera cómodo y que no ocasione congestión vehicular. La línea debe estar prohibida de hacer servicio urbano en la ciudad de Lima, pudiéndolo hacer solamente a partir de Musa. Todo lo contrario de lo que viene ocurriendo ahora. Los microbuses rurales estarán obligados a llevar parrilla por que mucha gente lleva bultos. La tarifas por este servicio (La Molina - Plaza Tambo Viejo) debe ser reducida a S/. 0.70 como máximo.
Un punto de partida de prueba para este recorrido podría ser la plaza que queda al costado del cinema Orrantia (¿Ovalo San Isidro). Todos aquellos ciudadanos que tomaban el microbús a lo largo de la Avenida Javier Prado tendrán que dirigirse a su paradero inicial, con el consiguiente fastidio de aquellos que lo tomaban en zonas lejanas como el Trébol y zonas de la Molina, de ahí que la recomendación principal sea con el paradero inicial en La Molina. Otra alternativa sería la de aplicar como siempre una excepción a la regla y permitirle a la línea rural que va a Cieneguilla tener paraderos en las avenidas Aviación, San Luis, El Trébol y en la avenida la Molina. En esta alternativa de solución las tarifas serían las mismas que se vienen cobrando actualmente.
Debo recalcar que esta última es una alternativa de solución para todos esos incautos que creen que cuanto más larga es la línea, más ingresos tendrán. La solución ideal es con el paradero inicial en la avenida La Molina. También debe recalcarse que pueden existir varias líneas rurales hacia un mismo poblado y no necesariamente habrá competencia entre ellas por que estarán todas prohibidas de hacer servicio urbano en la ciudad de Lima. Por Ejemplo, pueden haber dos líneas rurales más cuyos paraderos pueden ser el Parque Universitario y el óvalo San Isidro. La línea de combis existente hacia la Parada no debe ser considerada como de transporte de pasajeros sino de un servicio especial hacia ese lugar.
Si todas las líneas entre los poblados rurales y la Capital se tratasen en forma similar, podría descongestionarse un poco el centro de Lima. Un estudio concienzudo del área de Lima hará ver que son poblados rurales todas aquellas zonas que están fuera de su periferia y que por lo general hacen uso de carreteras para llegar a su destino. Ejemplos de ello son Ventanilla, Chaclacayo, Chosica, Musa, Huertos de Manchay, San Juan, Villa el Salvador, Huachipa, Lurín, etc. No hay razón, por ejemplo, para que una Línea de Ventanilla atraviese todo Lima y termine su recorrido en Vitarte.
3 de mayo de 1998
(Ahora en agosto del año 2001)
Los problemas del transporte público han cambiado significativamente, aunque como siempre, con la informalidad de la mano por que las autoridades son ciegas a todos estos menesteres.
La línea de microbuses a Cieneguilla ya no comete los atropellos antes mencionados, no por que no quiera, sino por que ahora se han metido moto taxis y camionetas a hacerle la competencia en la zona urbana de Cieneguilla, estas últimas llevando incluso pasajeros hasta el cruce de las avenidas Javier Prado con Aviación en el distrito de San Borja al módico precio de dos soles. Al menos en forma algo agitanada ha terminado el reinado de abuso y prepotencias de esta línea de microbuses que llegó a meter hasta 50 pasajeros en un vehículo con capacidad de unos 21 pasajeros sentados y unos 9 de pie. Ahora estos benditos pasan con sus micros a medio llenar (¿Maldiciendo?). Las malas lenguas dicen que están pensando ya no llegar a Cieneguilla. La justicia tarda pero llega. Lo que pudo ser un buen sistema de transporte público está ahora por sucumbir producto de las descabelladas ideas del municipio provincial limeño que no acierta una para solucionar el caos existente.
Bueno, por ahora podemos viajar tranquilamente sentados y rápido hasta la avenida Aviación. ¿Cuánto durará esto?.
Carlos Reyna Arimborgo
2001-09-22
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