La línea 2 del "Metro de Lima y Callao" - ¿Va o no va? (corr)

on sábado, 15 de marzo de 2014
En vista que el nuevo gabinete ministerial ha puesto sus cargos a disposición del Presidente de la República, será conveniente recordarle al presidente Humala que la línea 2 del anunciado “Metro de Lima y Callao” ha sido cuestionada por una gran mayoría debido no solamente al alto costo de la obra sino también a los detalles estructurales del sistema propuesto.


Por ello, como primera medida vamos repetir el editorial del diario El Comercio publicado el 15/02/2014 y luego nuestros comentarios
DIARIO EL COMERCIO
SÁBADO 15 DE FEBRERO DEL 2014 | 07:55
Editorial: Un proyecto descarrilado
Estamos a tiempo de enmendar el diseño de la línea 2 del metro de Lima.
EDITORIAL
Hace tiempo que el proyecto de la línea 2 del metro desbordó todo límite de proporción y sensatez. Desde sus estimaciones iniciales el presupuesto del proyecto no hizo más que subir hasta duplicarse y alcanzar la elefantiásica cifra de US$6.500 millones en los que lo ha colocado Pro Inversión. Un monto mayor, como lo ha recordado Pedro Pablo Kuczynski en una entrevista con este Diario, al presupuestado para la refacción del Canal de Panamá e igual a tres quintos de lo que costaría poner el servicio de agua potable a todo el Perú, en donde se estima que 10 millones de peruanos no tienen conexiones de agua potable. De hecho, el 30% de los habitantes de la misma Lima que la línea 2 atravesará no son alcanzados por la cobertura de Sedapal. Lo que hará de la experiencia en este metro, más que un viaje de Ate al Callao o viceversa, un viaje a otra dimensión –digamos, a la de Suiza–, que sin embargo terminará prontamente cuando el usuario vuelva a subir a una realidad en donde un tercio de las personas que ve no tiene acceso directo al agua potable.
Así las cosas, el proyecto de la línea 2–por lo menos con el diseño de construcción con el que ha sido aprobado por el Gobierno– parece ya más un fetiche que un proyecto. Un privilegiar lo que más podría impresionar como “obra” de nuestras actuales autoridades por sobre lo que más podría beneficiar al país. 
Resulta difícil entender de otra manera la situación. Ciertamente, con todo lo importante que la línea es, no es, ni de cerca, la forma en que US$6.500 millones podrían tener el mayor efecto sobre el PBI y la calidad de vida de los peruanos. Especialmente considerando que hay otras maneras de lograr lo que este metro se propone. Sin ir más lejos, como también lo mencionó Kuczynski, ya existe una infraestructura férrea –la del ferrocarril central– que hace el mismo recorrido que tendría la línea 2. Por otra parte, aun siguiendo con la idea subterránea, la planteada no es, ni mucho menos, la única forma en que se ha podido diseñar la línea 2. De hecho, si se insiste con el actual diseño, lo más probable es que todo el proyecto acabe empantanado en comisiones investigadoras, con lo que solo lograría que en unos años el tráfico de Lima sea mucho más –en lugar de menos– infernal.
Vale la pena precisar que cuando hablamos del “actual diseño” hablamos de un trazo que costará US$186 millones por kilómetro, lo que es casi el doble de lo que está costando la línea 6 del metro de Santiago (US$94 millones por km), más del doble de la línea 12 del metro de México (US$89 millones por km) y dos tercios más que la línea 2 del metro de Quito. Incluso las seis líneas del Metro de Ryad, en la megarrica Arabia Saudí, costaron solo US$124 millones por kilómetro. En general, con algunas pocas excepciones, el costo de la mayor parte de los metros del mundo no pasa de los US$100 millones por kilómetro.
¿Cuáles son las razones para justificar estos precios en Lima? Pues la principal parece ser que se ha decidido hacer el túnel de la línea a una profundidad mínima de 25 metros, en lugar de hacerlo por medio del sistema de “trinchera cubierta”, que hubiera supuesto una profundidad de solo 6 metros. Aunque también hay otras. Un ejemplo es el número de trenes propuesto: 70 trenes, para 35 kilómetros, mientras la línea 1 considera como máximo 24 trenes para 34 kilómetros. Incluso en fin, el diseño legal de la concesión podría haber elevado el costo: el concepto de juntar en un solo contrato la construcción y la operación obliga a que los postores incorporen demasiados riesgos en el monto de su oferta. Debieron separarse los dos procesos como se hizo en la línea 1 cuyo costo a valor actual no superó los US$2.100 millones. 
Desde luego, existe la posibilidad de que el culpable directo de toda esta situación no sea el gobierno, sino  el tercero que al que se contrató para que diseñe el proyecto. Sea como fuese, hay que enmendar cuanto antes ello y pedirles a los tres consorcios precalificados que, en un plazo corto, presenten diseños alternativos que optimicen los costos. Como está planteado, este es un tren que se descarrilará más temprano que tarde, sin que haya necesidad de recorrer sus vías para saberlo. 

NUESTROS COMENTARIOS
Tal como lo mencionó el editorial del diario EL COMERCIO, del día sábado 15 de febrero del presente año: Todavía estamos a tiempo de enmendar el diseño de la línea 2 del llamado metro de Lima.
Nos parece que el criterio principal, o mejor dicho, el criterio inicial a tener en cuenta para la ejecución de esta obra debe ser la estructura de la futura red del metro de Lima, por que consideramos que parte del alto costo se debe a ello.
Si hay mucha gente que se dirige diariamente del distrito de Ate de la Provincia de Lima, hacia el distrito del Callao de la provincia del mismo nombre y viceversa, cosa que dudamos, ello no justifica la construcción de una línea de tren subterráneo entre esos dos puntos.
Tampoco creemos que el monto asignado para esta obra proceda de dinero sobrante del Estado y que diversas carteras ministeriales se lo pelean para llevar a cabo obras de su incumbencia. El monto corresponde o debe corresponder a obras netas para mejorar la estructura del transporte público urbano y por ello no estamos de acuerdo con los que proponen distraer esta inversión en otro tipo de obras como agua potable, electricidad. etc.
El problema de movilidad del transporte público no se reduce únicamente a estos dos puntos terminales mal especificados y mal concebidos, sino a toda la metrópoli limeña y tratar de solucionarlo en forma arbitraria dará lugar a un mayor costo de solución en el ámbito metropolitano.

Efectivamente, como lo mencionó Pedro Pablo Kuczynski, existe una infraestructura férrea, para trenes petróleos, que hace lo mismo que la línea 2, la del FCC, pero está en pésimas condiciones de trabajo y se requiere un recorrido integral de la ruta y quizás un replanteo. Pero por lo menos ahora esta ruta no debe ser considerada como una línea de metro sino como un tren suburbano o de cercanías. Por ello, decimos que la ruta no debe constar de una sola vía férrea sino de tres vías. Una de ellas es la existente que utiliza la empresa Ferro Andina y que permite una velocidad máxima de unos 30 Km/Hr y las otras dos que deben ser para que corra por ellas un tren eléctrico que supere los 100 Km/hr. En resumen, son dos problemas diferentes.

Ahora bien, si vamos a resolver esta ruta con un tren eléctrico, hay que parar de inmediato los trabajos de tunelación y diseñar la nueva vía férrea, paralelaa la existente,  para que termine en Desamparados o Monserrate. Habrá que expropiar terrenos de acuerdo a Ley.

Otra alternativa podría ser la de seguir con la tunelación a lo largo de toda la avenida Nicolás Ayllón, pero terminando esta obra, de tren suburbano, en el cruce con la avenida Miguel Grau donde está la estación del mismo nombre de la Línea 1 del Metro, lo que permitirá construir una estación de intercambio entre las dos líneas.


Será importante para los interesados en opinar sobre los problemas del transporte público urbano (TPU) y sus soluciones, que lean los dos artículos siguientes:



Una vez leídos estos dos artículos podremos opinar en el sentido de que la gran mayoría de la gente que se moviliza diariamente se dirige al centro de la capital y sus alrededores inmediatos (sectores Centro y Suroeste de los artículos anteriores). El sector Callao no es tan influyente como parece y por tanto no debe integrarse a la futura red del subte de Lima (subte es apócope de subterráneo y lo usamos para diferenciarlo del término  “Metro de Lima”, usado por Pro Inversión.
Es necesario el diseño de una red de subte que solucione los problemas de movilidad de las personas a pesar de la congestión vehicular existente en el centro de la capital y sus alrededores inmediatos y deberá estar limitado a los Sectores Centro y SurOeste en sus etapas iniciales.

Los que estén de acuerdo con estas notas, podrán darse cuenta que la cuestionada línea 2 del llamado “Metro de Lima” ya no tiene razón de ser puesto que ahora para llegar desde Ate hasta el Callao o viceversa existirán tres servicios: dos de acceso troncal al centro de la capital y una red de subte operando en ella, inicialmente con tres o más líneas que no superen en total los 40Km de longitud.

Gran parte de esto se explicó en el artículo que sigue a continuación, fechado el 2 de enero del 2013


El problema pues no solamente es de costos, como  lo demuestra el editorial en mención sino también estructural o de redes y su solución debería de estar en manos de una sola autoridad.

Carlos Reyna Arimborgo
creyna@telefonica.net.pe

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